viernes, 25 de diciembre de 2015


Se llama Nena. Yo la encontré en la estación del metro cuando habitaba en Lisboa. Pero pasado poquito tiempo estaba de regreso a Bragança, ¿qué le había yo de hacer? Eres pequeñita, aun así se mantiene,  y muy frágil, no tenía como saber se ella aguantaba una viaje de ocho horas y media.  Todavía ella no podía ser una vez más abandonada, entonces la metí en una botella con agua e con furos para no morir sin aire.
Todo corrió como esperaba, hace tres años que conoció Bragança e mí familia y seguro que se encuentra más feliz qué nunca.
 Ahora lo siento qué no es más mi mascota una vez qué ya no soy yo que cuido de ella, mucho menos ahora que va a pasar una gran temporada sin volver fuera de la cáscara.

Natália Afonso

1 comentario:

  1. Entiendo perfectamente lo que has dicho. Yo también tengo una mascota igual, se llama Dora, pero es de mi hija. yo la compré para hacer su voluntad. Es muy tranquila y una buena mascota para mi hija jugar porque deja hacer todo. mi hija le gusta tocar en la cáscara y darle que comer.

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