Me
encanta el arte. Al mirarlo, se aprende. Mirar cuadros tiene su misterio y
encanto y todos la aprecian de distintas maneras.
No
hay que ser erudito en historia del arte para comprenderla, solo hace falta ir
más allá a cada mirada; intentar verlo de diversas posibilidades. ¡Aprender a
ver la pintura puede ser algo increíble!
Cuando
se mira una tela, hay que observar todos los pormenores, empezando por saber en
qué época se cuadra, la claridad, los colores, si está bien pintado, la
expresión de los personajes, las
plantas, los animales entre otras características importantes. ¡Hay que
fijarse en todo! Y a mí me gusta particularmente hacerlo.
Una
de mis hermanas mayores, como arquitecta, le encantan las artes, entonces desde
muy pequeña me llevaba a pasear a los museos y, siempre me cogía en sus brazos
para que yo pudiera mirar los cuadros, haciendo conmigo un juego en lo que yo
tendría que decir todo lo que veía en la tela.
El Museo del Prado es uno de los más importantes del mundo, así como uno de los más visitados. El proyecto arquitectónico fue aprobado por Carlos III, en 1786 y las obras de construcción se empezaron a desarrollar durante su reinado.
La
reina Isabel de Braganza fue considerada la inspiradora del Museo, pues durante
su reinado, el Museo Real pasó a nacional. El 10 de noviembre de 1819 abría sus puertas
por primera vez.
Con una colección intensa y reconocida de más de 8000 obras, la pinacoteca tiene la colección de pintura española más completa del mundo pero debido a la magnitude de las coleciones y del Museo, es difícil definir qué ver.
Ya fue
visitado por artistas conocidísimos del siglo XIX como Picasso, Matisse, Dalí,
Francis Bacon, Antonio Saura, Manet y Renoir.
Además
de obras excepcionales de orfebrería y escultura, se destacan 15 obras maestras; "La Crucificación" de Juan de Flandes, "El caballero de la mano en el pecho" de El Greco, "Las Niñas" de Velásquez, "El sueño de Jacob" de José de Ribera, "Los Fusilamientos" de Goya, "La Anunciación" de Fra
Angelico, "El Cardenal" de Rafael, "Carlos V en la Batalla de
Muhlberg" de Tiziano, "La Inmaculada Concepción" de Tiepolo, "El Descendimiento" de Roger
van der Weyden, "El Jardín de las
Delícias" de El Bosco, "Las Tres Gracias" de Rubens, "Autorretrato" de Alberto
Durero, "Judit en el banquete de
Holofernes" de Rembrandt y "Oreste y Pílades" de Parasiteles.
El
Prado, además de ser una de las joyas de la ciudad, contiene clásicos
imprescindibles, es puro arte y a lo largo de los tiempos, ha conservado los
preciosos detalles de las obras maestras.
Además,
tener el privilegio de simplemente poder gozar durante horas frente a los Velásquez,
los Goya o los Picasso es algo único y incomparable.
Yo me apunto a una visita al Prado. Me parece que sería un par de días bien pasado. ?Qué opináis?
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