Idanha-a-Nova es un pueblo pequeño pero lleno de gente amable. Para decir la verdad, no es que sea el mejor pueblo del mundo pero a mí me encanta… toda mi vida aquí viví y creo que me voy a quedar por aquí.

Tenemos un poco de todo, como por ejemplo, universidad, piscinas, cinema, cancha de tenis ya para no olvidar la tranquilidad y el aire puro. En verano podemos ir al embalse que queda a uns diez quilómetros del pueblo.

El peor de todo es que la populación de Idanha-a-Nova se está quedando vieja y los jóvenes se van para fuera, ciudades e incluso hace a fuera del país. No es que sea problema de Idanha pero si de todo en interior de Portugal.

Dejando la desertificación a un lado, la gastronomía de Idanha es buenísima y atraye muchos turistas, no solo por la gastronomía pero también por el patrimonio cultural y rural.

Mi único deseo es que Idanha aún exista por muchos más siglos.