Vigilante de fuegos
Cuando tenía dieciocho años me apunté a
vigilante de fuegos, la actividad era solo en los meses de verano, la época que hay
más fuegos. Era una actividad con responsabilidad, pues nosotros teníamos que
estar muy atentos y siempre en alerta de indicios de fuegos. Comunicábamos con
la central por la radio para avisar sobre los fuegos que había o que habían empezado,
yo no estaba acostumbrado a utilizar ese aparato para comunicar, pero me fui
acostumbrado con el tiempo. Al inicio me ha gustado esta actividad, porque ser diferente
e ademáis envolvía la protección de la naturaleza y su vigilancia. Pero era muy
pesada, el local de trabajo era en una torre encima de un monte, ahí estábamos en
turno ocho horas seguidas podría ser día como toda la noche y solos, pero me
fui acostumbrado a eso. Hay aprendí nuevas cosas, a valorar mucho más la
naturaleza, no sé porque el Hombre destruí la naturaleza porque se está destruido
así mismo, a ser más independiente e responsable, en ese año me ha ido todo muy
bien.
En el año siguiente volví a apuntarme, fue un
año con muchos incendios forestales, hubo un fuego que ha puesto en peligro dos
torres, la mía y a de otro compañero, se no fuese una equipo de zapadores forestáis
a sacarlo de ahí a tiempo, se había muerto,
no se había dado cuenta que el fuego estaba se acercando a su torre. Ese año
fue muy duro para nosotros y para los bomberos. Portugal perdió muchas paisajes
verdes fue una pena.
En 2004 empecé trabajar en otra actividad, no
he vuelto a trabajar en esa actividad porque era solo los meses de verano, yo quería
trabajar todo el año. Algunas veces vuelvo ahí para recordar e disfrutar del
paisaje.
La verdad es que si te pasas mucho tiempo solo, aprendes a valorar lo que te rodea de otro modo...
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