Condición Tipo 2
Todos los días me pongo a pensar y no tengo dudas, mi compañero
de vida, es mi ángel. Un ángel, sin el cual no me sentiría protegida y
completa. Si no fuera él, hoy en día no sería nadie ni sería yo misma. Mi
puerto de abrigo que si de repente, dejase de estar presente, sentiría una
oscuridad tan grande que todo dejaría de hacer sentido. Este sentimiento que
nos une no se explica por palabras ni por imágenes. Si pudiese ejemplificar un
poco todo este amor, este cariño, esta pasión que nos une, la pintaría en una
tela y la guardaría en un cofre donde nadie pudiese envidiarla.
Vivir es fácil pero conseguirlo no. Si no tuviese mi
ángel, sería una tarea difícil porque con él, todo es posible de realizar. Si
no fuera él, yo aún estaría perdida en mis pensamientos negativos de que nunca iba
a conseguir conciliar los estudios con el trabajo. Sin embargo, poco a poco voy
caminando para la recta final.
Si no fuera su sonrisa o sus palabras por la mañana, mis
días serían un poco menos ensolerados. Puedo estar tan despeinada como el
personaje de Eduardo Manostijeras que siempre seré la más hermosa del mundo. Algo
así no se ve, se siente y si no me despertase a su lado todos los días, el
nacer del sol no sería igual.
Si no fuera por la maravillosa sensación de tenerlo
esperando en casa, no haría sentido pertenecer a este mundo que, en mi opinión haz
más sentido cuando nuestro corazón es de alguien.
La vida nos hice conocer y juntar de una forma
peculiar y distinta de todas las historias de amor que conozco. Él me hace sentir que tengo el mundo en las manos y puedo moverlo de todas las maneras posibles e imaginarias.
Si le pudiese agradecer, le diría algo como: Gracias por lo de ayer, lo de hoy y lo de mañana...